En el principio fue la palabra


Si hace dos años y medio nos dicen a Tomás García Baringo y a un servidor que íbamos a ir a un cine a ver nuestra película en pantalla grande, hubiéramos creído que se estaban burlando de nosotros, no le hubiéramos dado importancia y hubiéramos seguido a lo nuestro, es decir, al trabajo del día a día, lo que nos da de comer y nos sirve para pagar nuestros alquileres e ir tirando.
Pero, gracias a las vueltas que da la vida, lo que comenzó siendo un párrafo de 10 líneas allá por mediados del año 2008, ha acabado convirtiéndose en una señora película que se estrenó este martes en los Cines Las Vías, en el marco del II Festival de Cine de Castilla-La Mancha, donde «Azar, los dados de Dios» ha sido seleccionada para optar a los premios.
La noche de este martes fue como la culminación de un sueño que nació un poco antes de 2008, exactamente a mediados de 2005 cuando, sin casi medios pero con mucha ilusión, un grupo de amigos realizamos un cortometraje que pecaba de cierto «amateurismo»: «No smoking, fumar puede matar«, pero que ha sido la mejor manera de ir aprendiendo este complicado oficio: el de volcar en imágenes palabras escritas en un papel.
Aquel trabajo humilde sirvió para hilar más fino en este «Azar», que en su primera noche de estreno consiguió que el cine se llenara –eso sí, repleto de amigos y familiares, que son los que sabes que siempre van a estar ahí para lo bueno y para lo malo- y que los aplausos no impidieran escuchar los halagos que recibió toda la gente que participa en este largometraje.

El verbo se hizo carne… y hueso
Porque en el principio fue la palabra –ese parrafito de 10 líneas- pero toda obra audiovisual se nutre de todos y cada uno de los que participan en ella, desde el primer actor hasta ese técnico que nadie sabe exactamente cuál es su función. Aquí hago un punto y aparte para alabar el trabajo de los actores de «Azar». Este martes fueron recibidos y saludados como las estrellas que son -pequeños astros en un espacio inmenso o grandes luceros en un universo pequeño- ya que gracias a su trabajo, los personajes de papel que una vez pensamos en nuestras cabezas se convierten en héroes y heroínas de carne y hueso.
No puedo olvidar el tremendo esfuerzo que ha hecho Tomás para que «Azar» sea una realidad. Sin él, seguramente que esta película no hubiera sido posible. Él ha sido el engarce, el pegamento que ha hecho que todas las piezas de esta historia no se desgajaran, el que ha trabajado hasta el infinito por conseguir que un sueño se haga realidad. Además, es el máximo factótum de «Azar», realizando labores de director, guionista, compositor de la banda sonora, hacedor de la magia de los efectos especiales, montador y no sé cuántas labores más que no ha podido delegar. Si te descuidas, hasta barrer el polvo tras rodar una escena.
Siempre he dicho que si tuviera dinero montaría una empresa y al primero que pondría a trabajar conmigo es a Tomás, un talento natural que nos sorprende cada día con sus habilidades para lo audiovisual, un tipo que supura imágenes, que ve una película en su cabeza con sólo escribir unas líneas de texto. De eso discutimos mucho al principio de esta historia: «¿Cómo vamos a hacer esto?», preguntaba yo. «No te preocupes», decía él. «Cierto, hay que pensar en grande», apostillaba yo. Y así, poco a poco, fue creciendo la historia de «Azar», engrandecida después por el trabajo, el esfuerzo e ilusión de tod@s los que se han ido sumando a este proyecto.
Hemos hablado mucho en estos días sobre la fecha del estreno -25 de enero de 2011, creo que no se nos olvidará nunca- y realmente hemos coincidido en señalar que el verdadero premio para nosotros –para todos los que formamos esta gran familia de «Azar»- fue el que vivimos la noche del martes: ¡Un estreno en los cines!
Si hace dos años y medio nos lo dicen a Tomás y a un servidor…


Si todavía no has visto el tráiler, aquí puedes verlo.
Si no has podido ver la película, estará disponible GRATIS en esta página web.
Publicado en: http://www.crdiario.com/noticia.php/en-el-principio-fue-la-palabra

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